La entrada de esta casa toma todo el protagonismo, a través de su doble altura, denotándose como uno de los puntos principales de la casa. Al entrar, en la planta baja, encontramos dos tramos de escaleras a la izquierda. Estos nos llevan a las áreas íntimas de la casa: las habitaciones y el baño. El primer recorrido nos lleva al piso superior, que consta de dos dormitorios: el dormitorio principal y el dormitorio con literas. En la misma línea de este tramo de escaleras encontramos otro que nos lleva a la planta baja. Este consiste en el baño y dos dormitorios, del tamaño de la planta superior, pero divididos por una puerta plegable. En el lado derecho de la entrada, con el mismo nivel, descubrimos la sala de estar y la cocina que ocupan la doble altura de la casa. Tanto los pisos superiores como los inferiores se relacionan con las áreas comunes, inclinándose sobre ellas a través de un juego visual de escaleras que funcionan a través de medios pisos. Estos son, en este edificio, auténticos objetos escultóricos que enriquecen la centralidad de la casa, convirtiendo la conexión entre pisos en uno de los puntos principales.
Con respecto al área al aire libre, es posible observar la primavera con una gran entrada y área de estacionamiento con un espacio de estacionamiento cubierto, mientras que al oeste (frente al mar), es posible disfrutar de un patio con acceso privilegiado a la playa a través de un pequeño Solo escaleras. Esta área que extiende el comedor es el lugar ideal de descanso para tomar el sol, donde una pared de granito rústico nos acompaña y nos protege del viento del norte.
El diseño de esta villa refleja una clara búsqueda de un espacio sensible, áreas mínimas, acondicionadas pero acompañadas de delicada sensibilidad espacial.
Esta vivienda unifamiliar también forma parte del guión arquitectónico "Modernismo em Esposende", que constituye la casa número 12, del ingeniero Eduardo Ribeiro Martins.