Masia antigua, vivienda del molinero, restaurada en 2010, en pleno alto Maestrazgo, enclavada en un meandro de la rambla llamada “Rio de las Truchas”, donde la geología caliza forma acantilados y gargantas típicas de un torcal. La vegetación está constituida por bosques de encina, variedad “carrasca” y algunos pinos negrales. Pero la mayor parte del terreno está cubierto con matorral donde hay sabinas, bojes y enebros. Se pueden ver jabalís y cabras montés, estas se acercan a pocos metros de la masia.
En un talud de la rambla hay árboles de ribera y se ven edificios en ruinas, entre ellos el antiguo molino con su balsa abandonada y los almacenes de trigo. Un puente del siglo XVIII permitía el transporte del grano desde Villafranca del Cid al molino. Ahora solo pasan peatones.
La casa esta distribuida en 3 plantas:
- En la planta baja hay salón – comedor, la cocina y un baño. Elementos de decoración: paredes de piedra a la vista, techo con vigas de madera y bovedilla, horno de pan cocer, muebles antiguos de época alternando con otros funcionales y modernos.
- 1º piso: 1 habitación de cama doble con suelo de aljez, 2 habitaciones de 2 camas y cuarto de baño interior. Vista a la ladera de la montaña.
- 2º piso: 2 habitaciones aguardilladas con techos de madera, una con suelo de aljez otra con parquet flotante.
En la adaptación a casa rural se ha intentado paliar el impacto al medio ambiente con algunas soluciones ecológicas. El suministro de agua procede de la lluvia almacenada en un aljibe, se potabiliza por filtración y cloración. Tiene una autonomía de 160 días /año. El complemento, si fuese necesario, llega a la casa con la luz ambas enterradas. Hay un sistema de placas solares que sirven de apoyo a la calefacción y al agua caliente. Las aguas residuales tienen un tratamiento biológico y por lo tanto sostenible. Muchos de los materiales de construcción son ecológicos: piedra caliza, tejas, madera, yeso, etc.… Un sistema de aislamiento, en el suelo de la planta baja y en la pared norte, con cámaras donde circula el aire atempera la casa. La anchura de las paredes ayudan también al efecto indicado. Los desechos de materia orgánica putrescibles se transforman en humus.